jueves, julio 24, 2008

No sé si ya me divierte o estoy mal de la cabeza.

Últimamente me da por pelearme con los hombres que me dicen leperadas en la calle y digo leperadas porque yo todavía no le encuentro el lado bonito, ni el elogio o piropo a las insinuaciones sexuales que hacen los tipos en la calle.

Y sí digo tipos, de género masculino es porque hasta este momento, nunca una mujer me ha dicho nada.

Sé que algunos se pueden excusar con cuestiones de cultura y costumbre popular para no hacer mucho al respecto. Lo que me sorprende es lo acostumbradas que estamos las mujeres o lo que parezca mujer ante este tipo de situaciones.

Con esto de que me la paso más en la calle me enfrento a quien me dice algo de la siguiente manera:
1.- me detengo y me volteo en seco
2.- hago un escaneo rápido como si fuera Robocop para buscar quien fue el que me dijo algo.
3.-Manteniendo el gesto de una mujer encabronada, con los hombros hasta las orejas, el ceño fruncido y apunto de gritar suelto la pregunta ¿Qué? o ¿que quieres? eso si no va acompañado de alguno que otro calificativos de mi parte.

Cuatro de cada cinco pelados no contestan, cuando llegan a contestar son ellos quien se apenan, y en las ocasiones en las que no obtengo respuesta soy yo las que los insulto y me doy vuelo dado que no tienen cara para decirme nada.

No me enorgullezco de estarle mentando la madre a la gente pero dado que ando mucho en la calle espero que a la próxima vez que se topen conmigo la piensen dos veces antes de decirme algo.

miércoles, julio 09, 2008

queda mucho por saber

En asuntos del Sida todavía estamos en pañales. Ayer asistí a una conferencia llamada “salgamos del closet y del botiquín” impartida por un biólogo que tiene 12 años en tratamiento. En su plática hace mucho hincapié a la ignorancia y discriminación que existe en México respecto a la enfermedad. Sobre todo en considerarla en enfermedad exclusiva de prácticas homosexuales.
David Toledo fue el primer paciente de la clínica del IMSS en México en recibir la medicina gratuita por parte de esta institución; medicamentos que tienen que ser suministrados cada mes y cuyo precio oscila los entre 7 y 10 mil pesos, dado al precio tan elevado muchas veces no se proporcionan o no surten los hospitales públicos para sus derechohabientes.
No éramos mas de 40 personas en la sala convocada pero el orador externo que éramos muchísimos dado al tema y al desinterés de la población para informarse; sobre todo si se considera que en los últimos años las afectadas son las amas de casa. Que el promedio de la mortandad por SIDA es de 21 años y que cada vez son más los nacimientos de niños infectados por el VIH.
Problemas que al igual que el cáncer sevicauterino tiene un origen de escasa educación sexual en la población; “no me toco” “no me veo” “no me cuido”. Por tales formas de pensar es que en sociedades con alto flujo migratorio van en ascendencia las enfermedades de transmisión sexual.
En el caso del VIH es cierto que día a día hay avances para sobrevivir a la enfermedad; pero también es cierto que la desinformación en algunos pacientes los ha llevado a reeinfectarse haciendo al virus más resistente a los medicamentos y tratamientos. Además no existen grupos de apoyos como los tienen las mujeres con cáncer y no conforme el paciente recibe discriminación por parte del mismo personal de la clínica pública.
David Toledo es un profesionista que ha estudiado su enfermedad y ha peleado por sus derechos de ser atendido. Su educación y su personalidad le permitieron lograr avances en México respecto a la enfermedad pero el solo es uno de muchos otros más que están como punta de iceberg porque basados en prejuicios: ¿Cuántas personas se hacen el examen del VHI? ¿Cuántas pueden asegurar que no lo tienen?............. ¿Y cuanto falta por hacer?

domingo, julio 06, 2008

Extraño!! a la vigbrodia

Demasiado abandonado este blog; solo diré unas cuantas cosas que no pensé decir
Extraño el calorcito (¿calorcito?) de victoria
Extraño ver la sierra después de una tarde lluviosa
Extraño ir a ver movies en casa de Claudia
Extraño las preguntas de mi mamá ¿A qué hora llegaste?
Extraño las tardes de plática en un café con los amigos
Claro que extraño la casa de Blemcito
Y regañar al Negro por andar de zorro
Extraño la estación de radio “la poderosa” jajaja
Extraño el rancho tal vez porque ya tengo tiempo fuera.
Y caro que extraño una cerveza bien fría (no tanto el precio porque están más batatas acá)